No creo que nadie se pueda sentir decepcionado con estos apenas veinte minutos, con sabor a gloria.
Postdata: En algún momento mi mente me pedía a gritos quiero que suban al escenario, esos tres tipos. Pero eso era sólo un deseo.
A estas alturas se puede decir sin temor a equivocarse que estamos ante la imagen del último mito viviente del Hollywood clásico, al menos en el apartado masculino, cierto es que también nos queda Mickey Rooney, pero no son comparables. Hoy cumple la nada desdeñable cifra de 96 años y ojalá nos siga acompañando unos cuantos más. Quizás el mejor homenaje que se puede hacer a este hombre es revisionar cualquiera de sus películas e incluso en aquellas que son menores, siempre habrá algo destacado y es su interpretación, hace poco visionaba la poco conocida "El discípulo del diablo" y allí estaba de nuevo un Kirk Douglas ya cuarentón pero capaz de derretir a una beata con su palabrería, de ejercer su papel con ironía, cinismo o caballerosidad según fuera menester. Pero quizás una de las formas de acercarse mejor a la leyenda viviente del patriarca de la saga Douglas, sea la lectura de su propia autobiografía, que como podemos suponer nos contará sólo la parte amable o el lado menos oscuro del personaje, pero aún así no faltaran detalles que nos sorprendan, ni anécdotas de sus años dorados. En su autobiografía Kirk nos cuenta como conoció a Lauren Bacall hace nada menos que la friolera de setenta y tres años en la Academia de arte dramático de Nueva York, cuando él era todavía Isadore Demsky y ella Betty Perske o simplemente dos aspirantes más a alcanzar el sueño americano. Incluso llegaron a salir juntos él tenía 23 años y ella 15 primaveras, hasta dónde llegó su historia no nos queda claro del todo, pero para que tenemos imaginación, lo cierto es que una amistad que perdura durante más de siete decenios es poca broma y cosa digna de admirar. De hecho la vida de Kirk Douglas probablemente hubiese sido muy diferente sin la intervención de Lauren Bacall. Ella fue quien le recomendó encarecidamente al productor Hal Wallis, a un joven actor teatral "presuntamente" de gran talento, Kirk Douglas que seguía empeñado en triunfar en el teatro, mientras que el cine era un medio que no parecía llamarle en exceso la atención.
Ocho años después y después de aventuras varias vuelven el cantante y guitarra principal de la banda en un nuevo proyecto llamado Sinai. El 1 de abril se publicaba "A pinch of chaos" su anhelado regreso para aquellos que añorabamos a Silvertide, el resultado netamente inferior a su predecesor no es un disco tan redondo como "Show & tell" ni de lejos, pero tampoco es un disco que de nuevo se merezca la indiferencia que está cosechando, aún se conservan algunos de aquellos elementos que ayudaron a facturar su impecable antecesor. Y sí, es cierto que algo se ha quedado por el camino "I Won´t walk away from you" suena por momentos a balada al más puro estilo Bon Jovi, "Nothing says" era mucho mejor cierto y encima el tema de marras aparece dos veces en el Cd en formato eléctrico y acústico algo totalmente innecesario a mi parecer. Los temas más comerciales son "American dream" y "We are more" y no tienen la pegada de un "Ain't Comin' Home" o un "You Want It All" pero tampoco son mancos y acaban haciendote mover el esqueleto. En cuanto al resto, temas como"Shake", "Can you hear me" o "Lookin of for me" demuestran que al menos la banda mantiene el pulso del hard rock, pero con una chispa menor de brillo. Esperemos que haya una nueva entrega y que el nivel suba un peldaño.


Desde la inicial "Debauchery" que junto con "Heartbreak" son las dos únicas canciones firmadas por los cuatro perros, todas las demás excepto "Medice man" firmada por Tyla/James son obra del líder indiscutible del combo el señor Tyla. Las señas de identidad de la banda quedan perfectamente reflejadas en este álbum, con la voz de Tyla que en ocasiones parece recién salida de una sesión tabernera de tabaco y alcohol, unas guitarras simples pero efectivas, con la utilización de la técnica del slide enriqueciendo el sonido en diversos momentos, una sección rítmica competente y ese aire que desprendía la banda a bandidos, más del oeste americano que no de las frías islas británicas. Temas destacados los diez que contiene el vinilo verlo, la versión CD son trece. "I Don´t want you to go" un single perfecto para que se pueda corear el estribillo. "How come it never rains" su tema quizás más popular. "Everything I want" con su aire contenido, esa armónica de aires blueseros y unas notas de piano enriqueciendo el sonido, como solían hacer sus paisanos los Quireboys. Quizás el tema más delicioso del disco sea ese "Billy two rivers" un tema totalmente acústico con guitarras entre sureñas y folkies y que de nuevo suena poco inglés. Y cerrando el disco la también maravillosa "Wait until I´m dead" con una introducción de saxo a cargo de Steve James, y dedicada al actor y cómico británico Tony Hancock, una de las influencias más marcadas de Tyla que además adoraba la película "The rebel" donde Hancock encarnaba a un oficinista, que consigue realizar su sueño de convertirse en artista internacional después de mudarse a París. La idea del artista bohemio parece que caló en nuestro amigo Tyla y más sabiendo que Hancock era un empedernido alcohólico que acabo suicidándose. Al final de la canción hay incluso una parte hablada que está extraída de los diálogos de la película.
La primera de estas resurrecciones se produciría en el 2001 con el disco "Happy Even after" un regreso bastante conseguido, los ocho años que habían pasado se notaban pero es un disco cuando menos agradable, con temas conseguidos en sus dos vertientes ya sea la más rock ´n´roll o la más acústica, destacaría "Roll over", "Ever do right" o "Singin". Un disco que que cualquiera que le gusten los "Dogs" debería tener.
Menos conseguido fue el siguiente intento "When Bastards Go To Hell" las tres primeras canciones, especialmente "Barbeb wire ball" que parece una canción extraída de algún sucio western, con esa armónica omnipresente mantienen un nivel más que aceptable, pero a partir del cuarto tema el sonido se va desvirtuando, demasiado órgano y experimentación no siempre conseguida. El epitafio de la banda al menos hasta la fecha fue este "Let sleeping dogs" del año 2005, a estas alturas ya habían desfilado por la banda al lado del incombustible Tyla más de veinte músicos y poco quedaba del espíritu original.
Desde hace unos años no hay manera de escapar de esa lacra que son los remakes, y lejos de disminuir cada vez son más, basta ver la penosa relectura de "Desafio Total" perpetrada hace escasos meses, cuando la original apenas tiene 20 años. En el año 2006 asistiamos a uno de esos remakes: Wicker man (2006) con Nicolas Cage, mira que este hombre me cae bien, pero lleva encadenados como veinte o treinta truños seguidos en apenas 6 o 7 años, no sé si por problemas económicos, por los caros tratamientos contra la alopecia o por una adicción excesiva al trabajo. Pero vayamos a lo bueno que en este caso es la original y genuina "The wicker man", una de las mejores sino la mejor película de terror británica, aunque desde luego es mucho más, una de las cintas más raras
que he visto, donde se combinan varios generos pasando de un aparente thriller o caso policial, a momentos de musical, erotismo y una persistente atmósfera malsana que rodea al sargento desde que llega a la isla, con un
final terrorífico.