domingo, 9 de diciembre de 2012

96

A estas alturas se puede decir sin temor a equivocarse que estamos ante la imagen del último mito viviente del Hollywood clásico, al menos en el apartado masculino, cierto es que también nos queda Mickey Rooney, pero no son comparables. Hoy cumple la nada desdeñable cifra de 96 años y ojalá nos siga acompañando unos cuantos más. Quizás el mejor homenaje que se puede hacer a este hombre es revisionar cualquiera de sus películas e incluso en aquellas que son menores, siempre habrá algo destacado y es su interpretación, hace poco visionaba la poco conocida "El discípulo del diablo" y allí estaba de nuevo un Kirk Douglas ya cuarentón pero capaz de derretir a una beata con su palabrería, de ejercer su papel con ironía, cinismo o caballerosidad según fuera menester. Pero quizás una de las formas de acercarse mejor a la leyenda viviente del patriarca de la saga Douglas, sea la lectura de su propia autobiografía, que como podemos suponer nos contará sólo la parte amable o el lado menos oscuro del personaje, pero aún así no faltaran detalles que nos sorprendan, ni anécdotas de sus años dorados.  En su autobiografía Kirk nos cuenta como conoció a Lauren Bacall hace nada menos que la friolera de setenta y tres años en la Academia de arte dramático de Nueva York, cuando él era todavía Isadore Demsky y ella Betty Perske o simplemente dos aspirantes más a alcanzar el sueño americano. Incluso llegaron a salir juntos él tenía 23 años y ella 15 primaveras, hasta dónde llegó su historia no nos queda claro del todo, pero para que tenemos imaginación, lo cierto es que una amistad que perdura durante más de siete decenios es poca broma y cosa digna de admirar. De hecho la vida de Kirk Douglas probablemente hubiese sido muy diferente sin la intervención de Lauren Bacall. Ella fue quien le recomendó encarecidamente al productor Hal Wallis, a un joven actor teatral "presuntamente" de gran talento, Kirk Douglas que seguía empeñado en triunfar en el teatro, mientras que el cine era un medio que no parecía llamarle en exceso la atención.
Hal Wallis siguió los sabios consejos de Bacall y recién terminada la Segunda Guerra Mundial. Kirk Douglas con veintinueve años, debutaba en el cine en una excelente película "El extraño amor de Martha Ivers" acompañado por un excelente plantel de intérpretes. En esta ocasión a Kirk Douglas, uno de los actores con más carácter dentro y fuera de la pantalla, le tocaba hacer el rol de un pobre hombre dominado con mano de hierro por la arrebatadora personalidad de una esposa que lo trataba como a un pelele, papelón de Barbara Stanwyck. Aunque la otra pareja de la cinta tampoco tenía desperdicio Van Heflin un actor que nunca me ha gustado en exceso, pero que aquí borda su papel y Lizabeth Scott que bordaba su papel de chica sin fortuna.
Nuestro protagonista entraba de lleno en el mundo de Hollywood, un paraíso que siempre había detestado por motivos que el mismo explica en el libro.
La autobiografía de Kirk Douglas, con ese subtítulo que tiene tan en cuenta sus orígenes fue editada en 1988, en España fue un libro de bastante éxito, enseguida se agoto la primera edición y el propio actor nos visitó para promocionarlo se hizo una segunda edición y si no me equivoco nunca más se ha vuelto a reeditar, aunque siempre nos quedaran los mercadillos de los domingos por la mañana para hacernos con él, o la propia donde se puede comprar a buen precio. Un libro escrito con tiempo, en el prólogo nos cuenta que había tardado un cuarto de siglo en terminarla y que las cinco mil páginas originales se habían transformado en este libro (bastante más modesto no llega a las cuatrocientas páginas). Después de leerlo lo primero que se me viene a la mente es aquella popular frase del refranero español: "de casta le viene al galgo" en clara alusión a su hijo Michael Douglas y su adicción al sexo, quizás Kirk no fuera un adicto en el sentido estricto de la palabra, empleemos un eufemismo de antaño "un conquistador" o "un seductor" pero la lista de féminas que nombra en el libro y a buen seguro que faltan algunas (no se vaya a buscar demasiados conflictos con su segunda y todavía a día de hoy actual esposa) tampoco es corta. Menudo desfile de damas, desde mujeres "anónimas" a señoras como Joan Crawford, Marlene Dietrich, Pier Angeli o Rita Hayworth. El libro es un repaso a su vida desde sus origenes como hijo de emigrantes ruso-judíos, que escaparon de Moscú en 1908 para evitar el reclutamiento del padre en la guerra ruso japonesa, hasta el año 1987. A estas alturas incluso podría escribir un segundo volumen con los últimos veinticinco años. A través de sus palabras podremos conocer las difíciles relaciones con su padre, un hombre poco dado a muestras de afecto que ejerció de trapero en los Estados Unidos, el antisemitismo presente en la aparentemente abierta sociedad americana y que Kirk como judío sufrió en sus propias carnes sobre todo a través de comentarios despectivos o negándole oportunidades en base a su religión, incluso en la parte dedicada a la adolescencia descubriremos su precocidad sexual y como a los catorce años el bueno de Issur Danielovich o Izzy Demsky, antes de convertirse en Kirk Douglas además de liarse con una profesora de literatura ejercitaba su vena poética:
LA NAVE ABANDONADA de Izzy Demsky
Por encima de mí han ondeado muchas banderas
Pero ahora mis velas son jirones
Mi proa es blanca como los remolinos de espuma
De los muchos mares que surco
Pero ahora nada me queda
Vivo los días del pasado
Un libro muy disfrutable para cualquier fan de Kirk Douglas, con 72 fotografías (de la familia, de rodajes, con personalidades) que acompañan el desarrollo de su vida. Pero sobre todo además de conocer su evolución como persona y actor, tiene multitud de opiniones sobre celebridades universalmente conocidas y una gran cantidad de jugosas anécdotas sobre el rodaje de muchas de sus películas que son una gozada para los amantes del séptimo arte. Ejemplos varios serían sus opiniones sobre compañeros en el mundo del cine, de Robert Mitchum su compañero de rodaje en esa obra maestra del cine negro llamada "Retorno al pasado", nos cuenta: "No es mucho lo que recuerdo de él, excepto que sus relatos como vagabundo cambiaban cada vez que los contaba". La gestación de títulos míticos como "Veinte mil leguas de viaje submarino" la primera película de la Walt Disney con personajes de carne y hueso donde departió con otro mito del siglo XX, el propio Walt Disney. Kirk Douglas estaba intrigado por que los decorados de las películas suelen usarse y tirarse en la mayoría de las ocasiones, sin embargo el submarino de la cinta estaba recreado hasta el mínimo detalle y costaba a buen seguro un montón de dinero, el propio Uncle Walt en palabras de Kirk "un tipo fascinante, muy alegre y sumido en la planificación de Disneylandia que se inauguraría al año siguiente 1955" le dio la respuesta, pensaba usarlo en su parque temático una vez terminado el rodaje y lo cargó en la cuenta de la película. Claro que en el siguiente capítulo de su autobiografía Kirk le pone un pleito a Walt Disney y al final se arrepiente con una frase para enmarcar "como iba a ganarle un pleito a Dios". "Los vikingos" donde Ernest Borgnine que hace de su padre, es realidad dos años más joven que el propio Kirk, y si en está moría a manos de su rival Tony Curtis, en Espartaco lo justo era que sucediera al revés y Tony Curtis moría a manos del gladiador rebelde. Su opinión sobre Stanley Kubrick con el que trabajo en "Senderos de gloria" y "Espartaco" tampoco deja lugar a dudas: "No es necesario ser buena persona para tener un gran talento". Iremos conociendo situaciones surrealistas como su encuentro con Dalí en Cadaqués. Su frustración por no haber hecho el papel de Jack Nicholson, en "Alguien voló sobre el nido del cuco" una película tras la que llevaba varios años y que sí bien había interpretado en el teatro durante una breve temporada, por siempre le quedará la espina clavada de no haber hecho ese papel en la gran pantalla y para más Inri el productor de la cinta fue su propio hijo Michael Douglas. Opiniones sobre John Wayne, su amigo Burt Lancaster etc. Conoceremos el personaje más absorbente de su carrera "El loco del pelo rojo" o sea Vincent Van Gogh.

Su película favorita de todas en las que ha actuado "Los valientes andan solos", personalmente me quedaría con "Cautivos del mal", pero en un hombre que tiene en su haber tantas y tantas películas inolvidables, todo es cuestión de gustos.
Hay incluso un apartado para situaciones curiosas con fans y merodeadores o "stalkers". Otro para su faceta de viajante como una especie de embajador de los Estados Unidos, con esa foto del encuentro entre dos mundos no siempre amigables un árabe y un judío, el presidente Anwar El Sadat que al año siguiente sería asesinado. Sus viajes "grises" a los paises que por entonces se encontraban tras el telón de acero. El libro acaba con un "joven" Kirk Douglas de setenta años paseando por Beverly Hills, poco después de implantarle un marca pasos, metiendo tripa, sacando pecho y tensando el bíceps, ante una joven admiradora rubia, alta, bonita y en pantalones cortos, el actor está dispuesto a dedicarle un minuto e incluso firmarle un autógrafo a la belleza de ojos violeta, cuando ella con voz aterciopelada le dice: ¡Vaya!. ¡El padre de Michael Douglas! Aquí quedan algunas de esas fotografías que aparecen en el libro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario