jueves, 23 de octubre de 2014

The last ship (La serie)

Decía el otro día el político de moda Pablo Iglesias que él no es un "macho alfa" pues en esta serie querido Pablo tenemos un "macho alfa" que no se esconde y luce galones. Como no podía ser de otra forma es el capitán del barco, ese cuarentón (de buen ver según los gustos de las feminas), ese líder que antepone el bienestar de su tripulación, al suyo propio y al de su familia, ese hombre en el que uno de los miembros de color del barco ve una especie de hombre escogido por el destino para llevarlos cual Artur Más a una cita histórica, en este caso incluso más grande que la del "president" salvar a la humanidad de un virus letal, ahora que tan de moda está el ébola.
La sinopsis es simple: " Un nuevo virus mortal comienza a cobrar la vida de varios humanos cuando la doctora Rachel Scott cree descubrir la clave para erradicarlo en el Ártico. Un barco de la marina americana parte en misión ultra secreta hasta allí sin conocer el propósito de su misión. Durante cuatro meses los soldados cortan toda comunicación con el mundo exterior, pero cuando tratan de regresar descubren que el virus se ha esparcido por el planeta, infectando al 80% de la población mundial, a bordo la doctora es la última esperanza para obtener la cura que permita sobrevivir a la humanidad"

Ultimamente me hace gracia ese leit motiv de serie basada en la novela de tal o cual autor, por que en ocasiones y está es una, la novela y la serie se parecen más bien poco o nada. Cierto que tenemos un barco y unos marineros surcando los mares, un desastre que asola la humanidad punto y final en las coincidencias con el libro. La gran diferencia es que en la novela que escribió en los ochenta Willian Brinkley la tripulación son los supervivientes de una guerra nuclear, esto incluso se parece más a aquella gran película "La hora final" que no a lo que nos enfrentamos en la serie. De hecho no hay mayor forma de traicionar la novela que en un abrir y cerrar de ojos ya tengamos delante otro barco de guerra dando por saco. En la estupenda crítica que en su día le hizo maldito bastardo en su blog http://historiasbastardasextraordinarias.blogspot.com/2014/06/critica-series-the-last-ship.html
acababa llamando a la serie usando un juego de palabras fáciles "The last shit" creo que no hace falta traducción.
Visionado ya más de la mitad de esta primera temporada que sólo son 10 capítulos lo difícil es no darle la razón, y sin embargo confieso que voy a terminar de ver esta primera temporada (la segunda  creo que se la dejaré a otros más resistentes) y los méritos de ello no serán ni para el nefasto productor Michael Bay, ni para esos guiones ramplones y cargados de frases tan patrióticas o tópicas según se mire: "una cosa no ha cambiado Estados Unidos no negocia con terroristas", ni para ese elenco de actores sin carisma, sólo decir que está uno de los hermanos Baldwin una de las peores familias de pseudo actores de la historia de Hollywood. No el motivo de acabar de verla, es que es como volver un poco a la adolescencia y es que ese tono tan ochentero que lo inunda todo es como volver a la época de máximo esplendor de aquel cowboy llamado Ronald Reagan en los días actuales, banderas americanas por doquier, malos malísimos los rusos (of course), un capítulo en Nicaragua sólo faltaba el comandante Ortega por allí dándose una vuelta o un viejo sandinista para quitarnos el sueño, al menos acorde con los tiempos aparecen unos señores con turbante en la base de Guantánamo y ese particular Pablo Iglesias que es el capitán a la primera rebelión interna, suelta una arenga a sus huestes y saben como acaba la cosa con los rebeldes a sus rodillas prestando juramento a la constitución americana y rindiendo honores a las barras y estrellas. Impagable momento kitsch de otros tiempos.

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