domingo, 6 de octubre de 2013

The Who, casi cincuenta.


La verdad es que siendo puristas sólo faltan seis meses para que The Who cumplan la mágica cifra de 50 años de carrera, aunque si contásemos su etapa como The Detours esa cifra sería mayor y podrían igualar a la banda más mítica los Rolling Stones, será de todas formas una cifra mágica que un servidor recibirá con un sabor agridulce, alegría por ese aniversario y la lógica tristeza que empezamos a tener algunos cuando sabemos que por mucho que se estiré la cosa a las grandes bandas  les va quedando menos mecha, aunque por lo visto en algunos conciertos de este mismo año,  los problemas de oído de Pete Townsend  han desaparecido y aunque la voz de Roger ya no es la misma son 69 añitos, no hay queja sobre el escenario pueden patear a muchas bandes noveles que parecen aburridas de la vida. Además a  estas alturas no tienen nada que demostrar a nadie, con una obra en estudio no demasiado extensa once discos y unos directos abrasadores cualquiera que ame el rock y se acerque a la banda difícilmente saldrá decepcionado,  cierto es que sus primeros discos tienen una onda bastante más pop y psicodélica, por tanto menos dura que lo que vendría después, pero cuarenta y ocho años después ahí siguen estando en sus conciertos temas tan imprescindibles como: "I can´t explain", "Anyway, anyhow, anywhere" o ese himno imperecedero que es "My generation" después de todo ellos fueron la banda que amén de operas rock demostraron que el uso de sintetizadores no domesticaba en absoluto su fiereza. Normalmente sus discos más comentados suelen ser de los once en estudio "Who´s next", "Tommy" o "Quadrophenia" y en directo el mítico "Live at Leeds" o el directo en la isla de Wight, por variar un poco y por nostalgia prefiero detenerme en otro poderoso directo mucho menos apreciado: "Live at the Royal Albert Hall" grabado el 27 de noviembre del año 2000, un concierto benefico de esos en que las grandes bandas cuentan con eso que se llama invitados de lujo, esto último va en los gustos de cada uno  de nosotros. Pero lo cierto es que si a estas alturas ya no nos rasgamos las vestiduras cuando los Rolling Stones suben al escenario a músicos con los que no conectamos, porque se han ganado el derecho de subir al escenario a quienes ellos quieren, pues The Who igual.
 
 
 
Para deleite mío está Eddie Vedder que en su peor etapa con su banda a nivel compositivo y no digamos ya escénico al menos cuando salía a tocar los Who lo veíamos acompañado de una banda dinámica y con classe,  y qué decir de mi antaño adorado Bryan Adams que sale airoso de todo un tema nada fácil "Behind blue eyes", en cuanto al resto de invitados personalmente no me aportan gran cosa ni Paul Weller, ni Noel Gallagher, ni Kelly Jones pero tampoco manchan el legado de la banda. El concierto se edito en su día en DVD y en un Triple CD, que además de contener los 25 temas del concierto contiene un tercer CD complementario grabado dos años de nuevo el mismo escenario el Royal Albert Hall, sólo que en esta ocasión un 8 de febrero del 2002, con el lujo de que ninguna de estas cuatro canciones estaba en el concierto del año 2000 incluyendo una poderosa versión del "Summertime blues" de Eddie Cochran y otra tremenda  versión de "Young man blues" en este caso de Mose Allison, además de la carga sentimental de ser la última actuación en vida de "The Ox", que unos meses más tarde sucumbiría a causa de su adicción a la cocaína en Las Vegas la víspera del inicio de una nueva gira por América de "The Who".
El concierto se abre con los dos primeros hits de su carrera, un "I can´t explain" y "Anyway, Anyhow, Anywhere" con un Pete Townshend pletórico a la guitarra y coros como toda la noche, sonando infinitamente más hard rockeras en vivo que sus primitiva versiones de mediados los años sesenta. A partir de aquí 23 temas más que recorren todas sus etapas, con predominio de su disco "Who´s next" del que suenan seis canciones. Impresionante es la fuerza con que se enfrentan a "The real me" del disco Quadrophenia.
 

 

Una versión del "Magic bus" plagada de armónicas, percusiones y poderío vocal de Roger Daltrey que se prolonga por más de diez minutos. La intensidad de que hacen gala temas en directo temas como "My wife" o "5:15" con "el buey" John Entwistle luciéndose. Lo bien que lo borda en el plano vocal Eddie Vedder en "Getting in tune y también en "I´m One".
 
 La oscura de la balada "Behind blue eyes". Y clásicos o himnos no faltan "Substitute", "The kids are alright" o "My generation". Incluso un tema como "Baba O´Riley" que le hemos escuchado a Pearl Jam tocar cientos de veces suena crudo y desgarrado salvo en su parte final donde un violín le da aires más dulzones. Hasta se incluye algún tema poco habitual de aires más psicodélicos como ese "Mary Anne with the Shaky hand" que a pesar de ser menos conocida no desentona entre tanto clásico.

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