La verdad es que tenía ganas
de leer alguna de las biografías que por el mundo circulan de Cary Grant, al
parecer hay una bastante escabrosa, otra es su propia autobiografía que por lo
visto es bastante light ya se sabe que uno siempre tiende a minimizar sus
defectos y por otra parte parece que también hay ciertas lagunas temporales
cuando no interesa entrar en determinados temas, al final lo más recto fue
acceder al libro de Marc Eliot que está publicado en castellano, es fácil de
encontrar y al parecer está en ese punto intermedio entre los anteriores y de
hecho lo cierto es que el resultado de una investigación meticulosa, que dice
que pasó cinco años haciendo le
dedicó cinco años. Una lectura que si aprecias al actor se hace amena y uno
termina descubriendo un montón de detalles de su vida que uno ignoraba y desde
luego era una persona bastante peculiar en muchos aspectos, su biografía no
desmerece en nada a algunos de sus otros “yo” en el celuloide.
Hagamos un mínimo de historia
sobre este magnético personaje, la suya era una familia muy humilde de Bristol,
en la que no andaban sobrados de dinero, algunos incluso creen que este es el
origen de su mítica tacañería siendo ya millonario. Su infancia desde luego
tampoco fue muy feliz, con una madre muy hogareña que tras haber perdido a su
primer hijo se volcó mucho en Cary y un padre que prefería el ambiente
tabernario donde no faltasen pintas de cerveza y faldas. Pero probablemente el
hecho más clave de esos años fue cuando un día al volver a casa su padre (que
ya se había separado de su madre yéndose a trabajar a 100 kilómetros y
tenía una nueva amante y un nuevo hijo) lo esperaba para comunicarle que su
madre había fallecido, hecho falso su madre estaba ingresada en un manicomio,
pero Cary Grant tardaría veinte años en descubrir la verdad de esta cruel
mentira de su padre. Su vida a partir de ese momento fue un tanto errática y ya
con catorce años en 1918 entro a formar parte de la troupe de Bob Pender,
demostrando grandes dotes para el baile y la acrobacia. A principios de los
años veinte sus cualidades le hicieron que fuera seleccionado para viajar a
Estados Unidos con el espectáculo, allí recorrería el país con el espectáculo
de vodevil un tiempo y cuando la compañía de Bob Pender decidió regresar a
Inglaterra, el joven Archie optó por quedarse en Estados Unidos trabajando en
ocasiones en el mundo del espectáculo y en otras ocasiones en trabajos
diversos, al parecer ejerció incluso como gigolo de acaudaladas damas en Nueva
York. El gran cambio llegaría cuando en 1931 se traslada a la costa oeste, a
Hollywood allí de la mano de su “amigo” y “amante” Randolph Scott conseguirá un
contrato de cinco años con la
Paramount , cambiará su nombre por el de Cary Grant e iniciará
su andadura en el mundo del cine. Creo que no he visto ninguna de sus primeras
películas, al parecer son las más flojas y en ellas es más una cara bonita y
una elegante presencia siempre con esmoquin que no un actor, siendo Cary Grant consciente de todo esto. La
película más antigua que he visto de nuestro protagonista es “La gran aventura
de Silvia” (1935) y parece ser la primera en que hace un papel menos florero y
con una bis más cómica, a mí al menos me convenció e incluso el propio Cary
Grant se mostraba contento de salir del corsé donde lo había metido la
industria cinematográfica. A partir de aquí la verdad es que este hombre a
pesar de algunas películas noñas tiene un montón de películas que al menos para
mí son inolvidables, desde mi comedía de enredos favorita “La fiera de mi
niña”, a historias de héroes coloniales “Gunga Din”, asesinos que no pudieron
serlo “Sospecha”, espías duros por fuera y blandos por dentro “Encadenados”, el
héroe Hitchcookniano por excelencia en “Con la muerte en los talones” o ese
personaje sobrepasado por un familia demente en “Arsénico por compasión” por
cierto película y papel que no le gustaron. Lo único que no lo recuerdo es
protagonizando el género americano por excelencia el western.
A través del libro he
descubierto un buen puñado de detalles que desconocía su enemistad personal con
Gary Cooper, de hecho muchos de sus primeros papeles en el cine eran personajes
rechazados por Gary Cooper. Si sabía de su amor por Randolph Scott que habían
vivido juntos, sus polémicas fotos, pero desconocía las eternas preocupaciones
del estudio para que esa relación fuese simplemente considerada como
camaradería y sus continuas tretas de endiñarles bellas acompañantes femeninas
a la vez que de cara a la prensa se hablaba de ellos como de dos jóvenes
galanes de Hollywood que vivían su soltería juntos. Su primer matrimonio con
Virginia Cherry apenas duró dos años sobre el papel, para el autor del libro no
hubo ni luna de miel y quizás la frase que mejor defina ese matrimonio sea una
de la propia esposa “Archibald es muy monótono” de hecho el prefería pasar más
tiempo con su amigo Randolph que con su propia mujer. En esos años Cary Grant
trabaría una sincera amistad con Howard Huhges que duraría para siempre y se
especula en el libro con que probablemente el multimillonario en más de una
ocasión hecho una mano a Cary para tapar rumores sobre su condición sexual, de
hecho uno de los hechos más sorprendentes que cuenta el libro es que al parecer
Cary Grant trabajo para el FBI durante la II
Guerra Mundial, de la mano del propio J. Edgar Hoover
espiando nada más y nada menos que a su segunda esposa Barbara Hutton una mujer
rica casada en primeras nupcias con un aristócrata europeo y sospechosa de unas
amistades muy filo nazis. De hecho tras la Segunda Guerra Mundial se hizo
una lista de las cinco películas más antiamericanas hechos por Hollywood y de
esas cinco en tres el protagonista era el propio Cary Grant, otros actores con
menos peso incluso fueron llamados a declarar y en cambio nuestro protagonista
no tuvo problemas, ¿le hecho una mano el todopoderoso Edgar J. Hoover? No es
imposible desde luego. Asimismo Cary Grant fue uno de los osados pioneros que
una vez finalizado su contrato con un gran estudio, cometió lo que todos
consideraban un suicidio artístico convertirse en un “freelance” y trabajar con
distintos estudios jugada que gracias al éxito comercial de sus películas le
salió bien y le hizo convertirse en millonario. No deja de hacerme gracia los
americanos en la página el autor comenta a comienzos de 1938 el actor había
conseguido ahorrar su primer millón de dólares.
Su tercer matrimonio fue con
otra actriz Betsy Drake, entre 1949 y 1962 aunque desde 1957 ya venían
arrastrando problemas conyugales, que se iniciaron precisamente en España
durante el rodaje de “Orgullo y pasión” donde Cary Grant se enamoro como un
colegial de Sophia Loren, provocando que Frank Sinatra que también estaba
prendado de la italiana se enfadase con él y se largase de nuestro país,
teniendo que rodar Grant algunas escenas frente a un maniquí, a pesar de todo
más tarde recuperarían su amistad y fue el propio Frank Sinatra quien le
entregaría un Oscar por su carrera a Cary Grant. Cuando Sophia Loren se caso
con Carlo Ponti, la noticia le sentó fatal, su esposa Betsy que había
practicado en numerosas ocasiones la hipnosis con el actor, fue un paso más
allá y le aconsejó que se sometiera a un tratamiento con LSD, Grant se entrego
sin reticencias a este estimulante químico y en los siguientes años se metió un
buen montón de viajes incluso en el libro aparece uno relatado por el propio
Cary. Incluso en 1960 en una entrevista periodística relata sus experiencias
con el LSD y quizás fruto de la propia droga hace alguna confesión realmente
sorprendente. “Prefiere las bragas de nailon antes que los calzoncillos, porqué
le resultan más cómodas, abultan menos en la maleta y, además puede lavarlas el
mismo ahorrándose muchas facturas de lavandería en los hoteles, increíble si se
tiene en cuenta que murió con una fortuna de unos sesenta millones de dólares.
De hecho también aparece en el libro la famosa anécdota de las magdalenas para
mostrar la mítica tacañería de este hombre. Otro detalle que me ha llamado la
atención es como conoció a su cuarta esposa la también actriz Dyan Cannon,
viendo la televisión le gusto su belleza y a través de sus contactos la conoció
un método que me recuerda al de su gran amigo Howard Huhges, cuando se caso con
Dyan Cannon años más joven nuestro protagonista quería ser padre y
efectivamente lo consiguió en 1966 venía al mundo Jennifer Diane Grant, poco
después vendrá su cuarto divorcio entre acusaciones de su mujer de maltrato
físico y verbal. Tras el divorcio Cary Grant al menos podía seguir viendo a su
hija 60 días al año. Retirado del cine acepta un puesto muy bien remunerado
como asesor creativo de la firma Fabergé. En esos años es de las pocas personas
que aún mantiene contacto con Howard Huhges e incluso con Randolph Scott. En
1981 de nuevo se casa con una bella tanzana Barbara Harris casi medio siglo más
jóven que él, la cual la acompañara en los cinco últimos años de su vida, entre
el retiro, homenajes puntuales y desde 1984 hasta su fallecimiento una gira por
Estados Unidos con un espectáculo llamado “A conversation with Cary Grant” tras
unos fragmentos de sus películas, contaba anécdotas y al final incluso
respondía a las preguntas de su público.
Hasta que el 30 de noviembre de 1986 su corazón dejó de latir, uno de los
grandes.
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