El caso es que estos cinco chavales que por su aspecto pueden parecer universitarios inofensivos, demostraron lo que es marcarse un concierto de cojones, me juego el cuello a que nadie salió decepcionado de la sala, de hecho un par de tipos que tenía al lado al acabar el concierto estaban eufóricos.
Un sólo disco, más algunas canciones en un anterior EP y la banda se marco un concierto de prácticamente dos horas, sin tregua. Sí es cierto que se dejaron muchas covers que habitaulamente hacen sin tocar; no sonaron ni los Stones, ni CCR ni Led Zeppelin por ejemplo, pero tampoco hizo falta tirar de ellos cuando tienes un buen puñado de canciones propias. Ysi bien es cierto que en el álbum en alguna ocasión suena un "pelín" pop en directo la cosa se recrudece, me encantaron detalles como que en la segunda canción de la noche "Halfway to Hopkins" hicieran una jam en medio de más de cinco minutos con las guitarras como grandes protagonistas, que rescataron temas como "Hor rods" o esa contundente "Sweet Southern Woman" pero amigos esa sección central que arranco con "Low country blues","I want you to know" más una impresionante versión del "L. A. Woman" con Taylor Nicholson agazapado en plan Jim Morrison y "Voices" es de banda mayúscula. Quizás la única canción que perdió un tanto con respecto al estudio fue la balada "Abilene", pero poca cosa se les puede reprochar, frente a lo que ofrecieron estos cinco chavales con canciones como "Blackeye sunrise", "Wasted time" o esta "Lose control".
Rematando el concierto con "Betty" y si al guitarra Dave deja de sonarle su instrumento, "no problem" el cantante Taylor Nicholson le presta la suya y se marca un solo más épico aún que el del disco, y si al más puro estilo Justin Hawkins toca con la guitarra a la espalda.
Por cierto muy simpáticos, además de hacerse fotos con nosotros, no faltaron bromas y firmaron todo lo que se les puso por delante.